Por: Beatriz Adriana Gálvez Islas
Consultora en Desarrollo Humano
La persona es la substancia de toda Sociedad. En la medida de su y de la filosofía y cultura de su región, tendrá ciertas acciones que la ayuden a su beneficio o perjuicio.
Por mucho tiempo el hombre ha satisfecho sus necesidades de la mejor forma, pero, sólo en los últimos años ha logrado realizar grandes avances en mínimo tiempo y cosas realmente importantes para la Sociedad. La importancia de la persona actualmente, enfocada a la producción de bienes para vivir mejor, se logra entender con las vivencias de la gente en el paso de la economía en la en las diferentes “olas” que señala Alvin Toffler claramente: la primera, como etapa de tecnificación de la agricultura (s. XVII y XVIII), la segunda, como era de la industrialización en la tecnología (s. XVII al XX), la tercera, como tecnificación de la información (segunda mitad del siglo 20), la cuarta de el resurgimiento del conocimiento (finales del s. XX y principios del XXI). Lo que pretendo enfatizar en éste escrito, es cómo las personas en tiempos pasados se han transformado y qué tipo de seres humanos requerimos en la actualidad, sobretodo, en la era de la industrialización del conocimiento.
En la era de la industrialización, se olvidó el concepto de persona; es decir, se olvidó que el ser humano es racional, inteligente, con capacidad creativa y con libertad para tomar decisiones; se trató al hombre como simple herramienta de trabajo, se le dio más importancia a la maquinaria y a los activos tangibles, que al factor intangible que es lo de real valor en la persona; en la era de la información, abrimos muchas puertas hacia la tecnología y nuevas formas de obtener el conocimiento, pero, todavía no aprovechamos el potencial de cada persona, es decir, su conocimiento. A pesar de que en los últimos 20 años, apenas hablamos de la era del conocimiento, todavía estamos pagando los errores del capitalismo y de la industrialización: el olvido de la persona.
Por lo anterior, es conveniente volver a la era del feudalismo, donde la gente aprendía trabajando y trabajaba aprendiendo, pero, tomando en cuenta las características de nuestra época. En palabras de Aníbal Basurto: rescatar a la persona; es decir, tratarla como ser humano; es entrar en el nuevo modelo de la era de conocimiento, bien explicado por Héctor Robles; si hablamos de la era de conocimiento, hablamos de personas, ya que son los únicos seres racionales en el mundo con esa capacidad de conocer, de idear, de crear. Si bien, en la era industrial, el capital tangible, era el valor más importante, en la era del conocimiento, el valor más importante es intangible, es el conocimiento. Se trata de capacitar y educar a las personas en valores, actitudes, conocimientos y habilidades que den como resultado el capital humano, que será implementado en los procesos productivos, en base a las innovaciones y el valor agregado para el cliente, que nos da como resultado el capital estructurado, y así, el capital intelectual será la suma del capital humano más el capital estructurado, o el valor intangible más importante hoy día en la era del conocimiento.
Actualmente, el reto para los Consultores es el precio que estamos pagando por la era de la industrialización, es algo que no podemos cambiar y afecta todavía a nuestras empresas. El reto es cómo convertir a la empresa en una organización del conocimiento, pero, como apenas, últimamente se trata este tema, el desafío es cómo llevarla a su fin. Para saber en qué era de la producción se encuentra cada empresa, es crucial averiguar cómo es la persona que trabaja y cómo es tratada por sus jefes o líderes.
Existen empresas que trabajan como si estuviéramos en la etapa industrial, otras en la era de la información; otras, en el conocimiento. El punto más importante, es averiguar el nivel de conocimiento humano que tienen las empresas, para saber el nivel en que se encuentra. Sin esta investigación, será imposible hacer un trabajo de consultoría organizacional con miras a convertir empresas del conocimiento o empresas inteligentes (Aníbal Basurto). No debemos olvidar, que al trabajar con empresas, tendremos bien claro, que todas nuestras propuestas dependen de la importancia que demos a la persona, a su capacidad, racionalidad y creatividad, aprovechadas en todo su potencial en las nuevas empresas del conocimiento.
Beatriz Adriana Gálvez Islas
Consultora ACERCA